lunes, 11 de abril de 2011

La isla


La isla es un espacio de publicación libre. El objetivo de esta sección es dar a conocer fragmentos o piezas de diferentes artistas hispanoamericanos contemporáneos, en las áreas de Música, Artes Visuales y Literatura. Los invitamos a colaborar en esta sección, con poesía, cuento, ensayo, artículos, piezas musicales y/o canciones; o bien, imágenes de pintura, escultura o fotografía propias, que considere de interés y calidad.

Este primer número, lo dedicamos a algunos poetas que nos regalan sus letras desde las lejanas tierras cubanas. Provenientes de las provincias de Las Tunas y Santiago, estos autores nos demuestran la frescura y actualidad de las letras caribeñas. La calidad de los autores es incuestionable. Esperamos disfruten de estos poemas tanto como nosotros:


Ucrania como la carne de pollo como la carne de Shevshenko

(Carlos Alberto Esquivel Guerra; Las Tunas, Cuba)
Miembro de la UNEAC (Unión Nacional de Artistas y Escritores de Cuba)

En el río Dniéper nadar es eso: la luz del gato desde arriba.
La muchacha era un juguete separado de la patria llorando con ciertas latas y con un dibujo del hombre en la trayectoria.
Tienes un bote raudo.
Y Odesa.
De expediciones que no se dan voy y no llego a ti buscaremos estudiantes que salpiquen tomaremos vodka con arenque éramos unos que regresaban y no sabían pescar.
En el Dniéper pescar es eso: un pie detrás de la puerta.
La muchacha tenía el vicio del pescado no desenmascaraba era la virgen por el dinero.
Conmigo funcionaba desde una sopa.
Soy más rápido que el esófago puedo ser más rápido que el de la calle.
Taras. Y no presionas ni te consagras es la misma emoción el mismo trabajo contra el cristal.
No te sacudes no entras al fuego es muy escabroso para ti parecerte a mí en estos tiempos no sirve de mucho no da ventajas el que es un perro levanta la mano y da un paso hacia atrás.

(Fragmento del libro La Montaña Rusa)



Balada de las ciudades muertas. Chagall

Ubi sunt los pájaros que mueven las aletas y continúan complicados, ambos los vimos
en campos de golf, en el café borroso. Ubi sunt si escapan
a un tramo por la tercera víscera y van a la labrada con lloros, dónde están los pájaros, en cuál de las cuestiones pican la manzana pero con desgano sin la carne y el campo florecido. Todo lo que el vuelo descifra es la mesa intacta, el hospital donde aparecimos a esa hilera de puentes. En los nidos sabe el cazador con extensiones de la seda, el miedo impune, la sal y una negación a las huestes de Igor. Ubi sunt los pájaros que entraron al país sin conocerlo, a las aguas laudatorias, al espejo donde las moscas se ven amarillas.

(Fragmento del libro La Montaña Rusa)


Carlos Alberto Esquivel Guerra

(Elia, Las Tunas, Cuba, 1967). Miembro de la UNEAC (Unión Nacional de Artistas y Escritores de Cuba) En el año 2005 obtuvo el premio Iberoamericano de la Décima “Cucalambé”. En el 2006 logró el premio Jara Carrillo (Poesía, España) y fue finalista del Desiderio Macías Silva (México) y el Casa de las Américas (Cuba). Ha sido premiado además por La Gaceta de Cuba, el José María Heredia, Hermanos Loynaz, Periódico Trabajadores, Oriente, Manuel Cofiño, y Regino E. Boti, entre otros. Textos suyos aparecen en revistas de varios países iberoamericanos, y en antologías realizadas en Canadá, España, Italia, México, Estados Unidos, Argentina, Puerto Rico, Australia y Cuba. Es autor de los libros: Perros Ladrándole a Dios (poesía, Premio a la mejor Ópera Prima del año en el país), Fuera del círculo (poesía, 2002), Balada de los Perros oscuros (poesía, 2001),Tren de Oriente (México, poesía, 2001), Los animales del cuerpo (cuento, 2001), Los epigramas malditos (poesía, 2001), Una ventana al cielo (cuento, 2002), La Isla imposible y otras mujeres (cuento, 2002), El boulevard de los Capuchinos (poesía, 2003), entre otros muchos más.
Contacto: colombia@tunet.cult.cu, perrodeisla@yahoo.com





Exuberancias de esta urbanidad, inevitables

(Erika Castellanos; Santiago de Cuba)


Las calles me conducen
hacen que parezca obscena en la manía de trasquilar sus torres,
vuelven el rostro como quien lo advierte;
no saben que cargo los senos y los apuntalo
a punto de derrumbe porque escucho voces,
imperdonables voces sin origen propio que me nombran
me arrastran hacia la oquedad para que les secunde en su blasfemia,
designio inoportuno. Son ellas la causa del descenso
saben que me cuesta regresar
que nadie me conoce allí donde el ritual pagano
a fuerza de tambor y cuerpos lúdicos expone esta costumbre
de girar sobre nosotros mismos ante lo inevitable de la posesión.
Marcho calle abajo.
Me persiguen como a quemaropa;
entran para avisarme que han hecho el último llamado
-que me apresuren- dicen. Luego se despiden desde el cuello
desde este mismo cuello al que se aferran
porque no podré ser parte del naufragio.
Las escucho andar detrás de sus paredes todavía húmedas
a pesar de mí, dentro de mí, sobre el asfalto,
seguras de sí mismas como nunca ha estado nadie
hacen que golpeé la cabeza hasta sentirme libre
tal vez porque de eso se trata,
de saberme abejas multiplicándose exuberantes sobre el puerto
antojadas para la carrera de estos días en que no es lo mismo y bien lo saben
por eso limito su vuelo a trasquilar las torres del principio.
Se me ordena fracturar el paso,
ir en contra de esta esclavitud que me padece desde la resurrección
ya no sé si puedo desprenderme,
mantener al menos hoy la condición porque otra vez
las voces me persiguen, me tientan el aliento,
cuando no me sirven estas calles y las niego


Alguien más es dueño de este fin

(Erika Castellanos; Santiago de Cuba)

Ocúpenme,
voy a dejarlos solos,
este sitio ya me hace invisible
cruel hasta en el polvo y mis perdones.
No quiero estar cuando descubran qué habrá
para agruparnos cuando estemos caídos
haciendo historias del estío breve como suerte
y verdad del que la grita. Cual si fuera poco
no dejaré huellas, alguien más es dueño
de este fin y me aprieta la garganta
para estar seguro del silencio.


Erika Castellanos Abad

(Santiago de Cuba). Es integrante de la UNEAC (Unión Nacional de Artistas y Escritores de Cuba) Ha participado en numerosos encuentros de Poesía de su país, y ha sido invitada de la Feria del Libro de Santiago. Fue alumna del maestro Eduardo Montalbán. Entre su obra, destaca el libro Anatomía Urbana, publicado en el año 2006.





Por el miedo al absurdo (fragmento)

(Gizeh Portuondo; Santiago de Cuba)

El chipojo ha llegado a pensar que si deja de comer tal vez pueda actuar al respecto, no obstante el círculo se cierra, en cuanto termina de comer desaparecen y se olvidan las ideas. Su destino es trágico, como todo el mundo él piensa sólo que lo olvida todo en cuanto empieza a sentir hambre.

Trauma
                                        
(Gizeh Portuondo; Santiago de Cuba)

En mi cabeza hay una caja de Pandora,
que ayer abrimos discretamente
Fue bueno y eterno,
muy eterno
Ciertas heridas en el cráneo son imposibles de cerrar.
 


Cuando descubro que todos los sabios ya están muertos

(Gizeh Portuondo; Santiago de Cuba)

Miro la televisión y la sombra me intoxica
Busco una computadora escribo un correo me siento
menos sola
Edipo Rey no se quedará ciego los médicos volverán a
colocarles los ojos
Todas las tragedias rescriben a los clásicos
Este es el hombre más evolucionado
Los vikingos descubrieron antes la América pero mejor
darle el mérito a Colón
Ilusión de espiral marxista
Dialéctica inamovible
El 2012 sonará en la prensa como el fin maya
Piensas pero no existes
Retórica budista del ciclo eterno
Razón de la vida cohabitar no importa inerte tener
huevos
Si Cristo no estaba equivocado otros cayeron detrás
de él aunque no fue
el primero
Y ahora mismo este poema ya ha sido escrito
Yo Fénix me comería mis cenizas.

Gizeh Portuondo Vega


(Santiago de Cuba, 1980). Narradora y poetisa Es integrante de la UNEAC (Unión Nacional de Artistas y Escritores de Cuba). Licenciada en Cibernética por la Universidad de Oriente. Graduada del curso de Técnicas Narrativas Onelio Jorge Cardoso. Ha obtenido varios premios en concursos de poesía y narrativa. Textos suyos aparecen en revistas y antologías. Ha publicados los libros Por el miedo al absurdo, Ediciones Santiago 2006, y Subir al cielo, de la misma editorial

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