lunes, 4 de julio de 2011

Ibargoyen en La Isla

Saùl cruza el desierto. Esa franja que nos desgarra el corazón por su aridez insultante. No se trata, en evidencia, de escribir sobre la sed de agua que prevalece en las tierras de la vieja Palestina, tan vapuleada y triste. Saúl Ibargyen, asuminedo el papel de un profeta rebelde; clama por las paz, como un escriba, como el propio escuchante de un conflicto absurdo, en este par de poemas cuyo contenido humano vale tanto como su propia poética.


GAZA
de: Saúl Ibargoyen
         
                   (a la nación palestina, a los
                    judíos e israelíes pacifistas)
          
 
Es otra esa lejana carne que duele
Con un sufrir que tal vez nos espera
O que en un quizás sin fecha alguna
Un bicho apegado a la tierra al escarbar
Entre hierbas hojas bayas y raíces resurrectas
Decubrió.
Las noticias de ese redolido dolor
Muestran las reiteradas ruinas
Y sus fibras de humo sangriento
Las llagas renovadas en arterias de ceniza
Los idiomas sagrados mintiendo con sus lenguas negras.
 
Los cantores ya hicieron alabanza
Del estrecho desierto amarillo
De la verde sal acumulada entre las piedras
De la sombra que el cernícalo hacer arder en el crepúsculo
De la ácida señal de los chacales
Del perdido caminar de los asnos salvajes
De la frágil paloma y la dientuda langosta
Y el usado cordero de los holocaustos.
Pero ningún cantor ha dicho
De la carne agobiada por un dolor distinto
Como un ajeno sufrir en carne de otros.
Porque no hay flauta ni cítara ni atabaque ni vihuela
Que entreguen ninguna melodía en dirección
De la bermeja polvareda que las exactas bombas desatan
Con su fuego purulento.
Habrá quienes rechacen el dolor de lo más íntimo animal:
El que congela médulas y endurece flemas y lágrimas        
El que no acepta las razones de esa especie
Buscadora de una razón para extender el extermino.
Habrá quienes clamen que todo ese sufrir es un pretexto
para quemar las banderas de Sión.
 
Los cantores deben tejer sus verdades de aire
Encontrar el verbo más para sí
Que tal vez los niegue o contradiga.
Es que no hay verdad que logre su visceral verdad
Sin un cántico abriéndose
Al hueso carcomido por el fósforo blanco
Al hilo umbilical entre madre huérfana y feto claudicante.
Porque otra carne debe doler
En la aérea salivación de los recitadores
En el hálito de quien no pudo enviar sus misiles absurdos.
Y nosotros en medio de las voces los truenos el hedor atroz
De un ínfimo martirio universal
Aún sabemos que no existen sábanas que no se manchen
Ni existen soberbios poderes que un viento cualquiera
No destruya.
                                             
 
Montevideo, enero 2009
 
 
 
LAS VIEJAS GUERRAS
de: Saúl Ibargoyen
 
                      (para Robert Fisk)
 
Tú el escuchante de esta tinta enmudecida
¿has pasado también por “las viejas guerras”?
¿O hay solamente insípidas guerrillas
en la crónica de tu amable respiración
y sus grises resonancias?
¿Pasas o no pasas por ancianas degollinas
por matazones entre un barro
  de lombrices profundas
por espacios forjados con médulas de arena
por ramajes de calcio desfibrado
por gastados patíbulos y rejas sin sueño
por uniformes de toda color
  que rasparon polillas de fuego
por cartas a medio escribir
  con frágiles tragedias y fotos corroídas
por caballos empapados en petróleo
por balones desinflados a plomo
y muñecas sin himen y sin rostro?
¿Has pasado por esos territorios
de vero papel de vero lienzo
de vera pantalla de cristal
por esa gran cáscara de esqueletos
siempre aplastándose
siempre apócrifa o sea oculta perdida archivada
para que las narices no se estremezcan
para que los buenos modales sean consagrados
para que la inmundicia confirme sus poderes
para que las gozadas digestiones y cópulas
jamás se interrumpan? 
Intenta sí pasar por las antiguas guerras:
cruza esta calle o entra en tu recámara:
el primer paso será
la mitad de todos tus pasos.
¿Qué sangre encontrarás que sea
solamente la tuya?

Saúl Ibargoyen.Prolífico escritor, nacido en Montevideo, Uruguay, el 26 de marzo de 1930. Radicado en México desde hace muchos años, le fue concedida la nacionalidad mexicana en septiembre del 2001. Poeta, novelista, cuentista, traductor, periodista cultural, editor, coordinador de talleres de poesía. Ha sido responsable de páginas culturales, codirector de la revista y editorial Aquí Poesía  y de la revista  Programa. Fue presidente de la Asociación de Escritores del Uruguay por dos periodos (1986 a 1989). En  México, fue jefe de redacción y subdirector de la revista Plural (segunda época), entre 1977 y 1994, año éste en que dejó de publicarse. Trabajó con el maestro Edmundo Valadez en la sección cultural del periódico Excelsior. Co-fundador y miembro del consejo editorial de la revista Archipiélago; coordinador editorial de El Entrevero, publicación bimestral destinada a promover vínculos culturales entre México, Uruguay y Sudamérica, y editor, con Sergio Mondragón, Luis Arturo Ramos y Fernando García Núñez, de la Revista de Literatura Mexicana Contemporánea, que se publica desde 1995 por acuerdo entre Ediciones Eón y la Universidad de Texas en El Paso, Texas, EU. Entre los años 1991 a 1998, fue secretario primeramente y luego miembro del jurado en el programa del CNCA de apoyo a las revistas independientes de provincia; asimismo, fue asesor en la edición del Catálogo de revistas de arte y cultura: México (CNCA, México, 1999). Miembro del consejo editorial y colaborador de la revista Entorno (editada por la UACJ); asesor de la revista Tinta Seca, Cuernavaca, Morelos. Fue corrector de estilo y asesor en la edición de los libros de texto del proyecto Educación a Distancia para Adultos (SEP/ILCE). Por su libro El escriba de pie recibió el Premio Nacional de Poesía “Carlos Pellicer” 2002, obra publicada. Obtuvo el primer premio en los XXXIV Juegos Florales de San Juan del Río, 2004, por su libro inédito ¿Palabras? Es autor de decenas de libros, entre los que podemos mencionar El pájaro en el pantano, ed. del autor, Montevideo, 1954. El rostro desnudo, ed. del autor, Montevideo, 1956. El otoño de piedra (Premio Municipal), Deslinde, Montevideo, 1958. Pasión para una sombra, Deslinde, Montevideo, 1959. El libro de la sangre, Deslinde, Montevideo, 1959. Un lugar en la tierra, Deslinde, Montevideo, 1960. Ciudad, Alfa, Montevideo, 1961. Límite, Diálogo, Asunción del Paraguay, 1962. Sem Regresso, Panorámica Poética Luso-Hispánica, Lisboa, 1962. De este mundo (Premio Ministerio de Instrucción Pública), Aquí Poesía, Montevideo, 1963. Los meses, Aquí Poesía, Montevideo, 1964. El amor, Aquí Poesía, Montevideo, 1965. Poema abierto al Presidente Johnson y otros poemas, Comunidad del Sur, Montevideo, 1967. Poema abierto al Presidente Johnson, Pájaro Cascabel, México, 1967. Palabra por palabra (antología), Alfa, Montevideo, 1969. El Rey Ecco Ecco, Aquí Poesía, Montevideo, 1970. Viento del mundo, Aquí Poesía, Montevideo, 1971. Patria perdida, Aquí Poesía, Montevideo, 1973. Poemas de la extranjera, Cruz del Sur, México, 1977. Exilios, El Oso Hormiguero, México, 1978, El escriba de pie; entre otros tantos títulos.